ARACA SUR es un espacio artistico que surge ante la necesidad de vivir y difundir nuestra identidad. Por un lado como habitantes de la geografía del sur del mundo, de Latinoamérica, de Buenos Aires. Por otro, ARACA SUR, también participa del sentimiento de sentirse o "ser" al sur como elección y no sólo como determinante de una ubicación geográfica.
O apenas un recorte personal de nuestra Historia intrincada al margen de un río barroso.





domingo, 2 de noviembre de 2008

1 de noviembre. El sur es Él.


Se escondían para ver la ciudad desde la Torre de Los Ingleses. Dentro ella rezaría: y si es que alguno curioso te llama, para saber si me quieres a mí, di con la boca, que no, que no me amas, pero con tu alma repite que sí...
Cuando estaban lejos los tangos hablaron por ellos. Y cuando estaban cerca, también.

Brindo por su nostalgia, por la soledad de los que andan delante mirando hacia atrás. Y por la grandeza de ciertos despojos.


Reminiscencia

Alrededor del alma gira y gira la historia
de un inútil recuerdo. (Inútil y querido).
Se fue por los caminos de la mala memoria
y retorna a mis versos como un niño perdido.

Era (la reconstruye vaga reminiscencia),
una dulce muchacha (prefiero dulce y triste).
Tenía, lo supongo, el temblor de la ausencia.
(Tengo que suponerlo, puesto que ya no existe).

Era (y hablo en pasado perfecto e imperfecto),
el vuelo fatigado que se posó en mi nido.
El tener pocos años fue mi enorme defecto
y mi culpa, la culpa de amontonar olvido.

Tal vez fue la más triste o fue la más sincera.
Tal vez la que me hubiera colmado de alegría.
Tal vez la que en el manso suceder de la espera
destejía en la noche los telares del día.

El mínimo rumor de su paso sin ruido
la trajo blandamente hasta un rincón cercano.
Con presencia de arena yo sé que la he tenido
y sé, también, que luego, se me fue de la mano.

Después busqué su vida en sórdidos intentos,
repitiendo su nombre, recordando sus ojos
y cavando en la tierra de mis remordimientos
con la mala esperanza de encontrar sus despojos.

Pero no es ni la luz que de pronto se apaga
y titila en el fondo de la noche perdida.
Es una estrella muerta, una estrella que vaga
más allá de ese cielo, más allá de esta vida.

Andará sobre el polvo que transitó mi paso.
(Caminos extraviados. Calles de pueblos viejos).
Y habrán de acompañarla en la hora del ocaso
las heladas imágenes que dejó en los espejos.

Estará acurrucada al lado de los días
que, sin duda, he vivido pero que no memoro,
junto con las palabras que una vez fueron mías
y los paisajes muertos por los que a veces, lloro.

Homero Manzi

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