ARACA SUR es un espacio artistico que surge ante la necesidad de vivir y difundir nuestra identidad. Por un lado como habitantes de la geografía del sur del mundo, de Latinoamérica, de Buenos Aires. Por otro, ARACA SUR, también participa del sentimiento de sentirse o "ser" al sur como elección y no sólo como determinante de una ubicación geográfica.
O apenas un recorte personal de nuestra Historia intrincada al margen de un río barroso.





martes, 13 de septiembre de 2011

"Lo verde que no es" Poesía de Eliana Medero



"Lo verde que no es, poesía tan pegada a la tierra que la eleva..."
Hugo Mujica


Fe de erratas
A pesar del cariño, y como lo ideal es enemigo de lo bueno, tiene algunos errores de impresión:
Prólogo. Falta el nombre de su autor, Raimundo Rosales.
Poema N° 7. En cursiva "pero la noche traga y no convida".
Poema N° 12. En cursiva "Mucho humo y poca luz, farolito de papel".

jueves, 18 de agosto de 2011

"Ya no será" Idea Vilariño


Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.

jueves, 26 de mayo de 2011

miércoles, 25 de mayo de 2011

Hoy Locro


Nosotros veníamos de un cuento de Vallejo cuando llegamos a la verdulería de Jonte y Cuenca. El Pocho con un durazno en la mano estaba diciendo que "una frase se apodera de la realidad". Coreamos la marchita y un pibe nos contó que el Tata tenía en la camiseta un "2011".

El monstruo político del país burgués se amontonaba entre los cajones a escuchar los poemas de Tuñón.

Dos se retorcían de algo más noble que la felicidad.

Y llegamos sin buscarlo, tal vez porque andábamos para encontrarlo, después de haber pasado por la casa de un tal Julio.

Esa mañana, después del café e insistiendo todavía con el mate, Rinaldi me había preguntado: ¿y si paseamos por Agronomía?"

miércoles, 11 de mayo de 2011

Presentación de "Lo verde que no es", poesía de Eliana Medero



Miércoles 18/5 20hs Librería Otra Lluvia. Bulnes 640. Ciudad de Buenos Aires.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Tengo que hacerlo, creo que me puede aclarar algunas cosas que ella no dice. Sé que esconde algo, no sé si a mí, pero de todas maneras me implica porque lo sé, lo percibo cada vez que sonríe, o calla. Son esos puentes que no veo, y que ella cruza frente a mí sin pudor y sin conciencia de estar abriendo, a lo largo de su sombra, esta angustia dentro mis días. Después de intentar preguntas inútiles que sólo han recibido, justamente, respuestas inútiles, o a medias, creo que la grieta, el lugar a dónde asentar mi base de estudio ha de situarse donde el sueño la vence, por si hubiese algo que no pudiera controlar. Cuando duerme tiene que estar desprevenida, tiene que poder relajarse, de qué otra manera entonces podría despertar tan fresca, como contenta y hasta con una mirada cómplice con lo que acaba de dejar del otro lado. Yo sé que puedo intentar decodificar sus movimientos, clasificar sus sonidos. Tengo un estudio sobre posturas al dormir que me sirve de base, pero no quiero confundirme, ella tal vez lo conozca, está en internet. Quizás maneja el punto de las posturas, lo ha estudiado y está bien resguardado. Pero si hay una esperanza de la que puedo colgarme son esas horas, no muchas, pero suficientes (un tercio del día está bastante bien para mi estudio) para poder ir trazando mapas de zonas a vigilar, y luego poder despejar las incógnitas que he detallado a modo de hoja de ruta. Lo que no pude, llevado por la ansiedad de acercarme al éxito de mi empresa, es clasificar mis inquietudes, ponerles un orden numérico a los temas que me interesan develar de ella. Por ejemplo, no puedo decidir si va primero indagar sobre su obsesión casi ritualista con los colores que elige para vestirse o si, en cambio, es más importante poder comprender por qué se empeña en continuar trayendo a casa todo tipo de plantas que van a terminar secándose pronto o muriendo por exceso de agua.
Y yo sé que sus sueños no forman parte de una constelación lejana de planetas a donde va a jugar de noche en noche. Ella me lo dijo, sus sueños son otra puerta hacia ella. No existe un muro entre el sueño y la vigilia. Ella sabe que va hacia allí cuando se acuesta. No estoy seguro de que ya en la cama se perciba en sus ojos ese orgullo de saberse inalcanzable en ese punto. Pero sí hay algo en ellos cuando me besa en el momento anterior a cerrarlos, algo como serenidad, la serenidad de quien posee seguridad, sin duda. La seguridad de saber dónde va a vivir las próximas ocho horas.
Y allá no estoy. Allá debe estar lleno de cosas que son ella sin mí. Allá se me escapa. Y no la quiero perder.