ARACA SUR es un espacio artistico que surge ante la necesidad de vivir y difundir nuestra identidad. Por un lado como habitantes de la geografía del sur del mundo, de Latinoamérica, de Buenos Aires. Por otro, ARACA SUR, también participa del sentimiento de sentirse o "ser" al sur como elección y no sólo como determinante de una ubicación geográfica.
O apenas un recorte personal de nuestra Historia intrincada al margen de un río barroso.





sábado, 20 de junio de 2009

la calle del agujero en cabrera

aconteció la suerte de un encuentro
que paso a paso me dejó sus huellas


fernando cabrera canta en Almagro, a metros de seis años en una cueva húmeda y al rastro de un abrazo rojo que aún no puedo escribir, porque yo también voy lento.

ahora no se cómo se cuenta lo íntimo. podría nombrar una presión en el pecho y una tensión en la garganta o una felicidad que se parece a la tristeza. sí voy a decir que estalló una estrella y que andá a juntar los pedazos de un poema en portugués.

(nada del asunto del tobogán de lágrimas que de vergüenza)

por eso te pido una vez más
tomátelo con tranquilidad
puede ser ayer nunca o después
pero tu amor dame alguna vez

como una sombra imantada siempre un paso más allá y un visceral sentimiento de fé, así me encuentra el mal del sueño, corriendo de una calle a otra para no deshacer el puente que no es sólo musical, para honrar esa dulzura distante que cada vez es menor.

pero para qué nombrar con palabras de este mundo lo que mal a penas se puede balbucear.

dejemos hablar al viento diría Onetti.

o escuchemos la música de junio corriendo por las calles de almagro

sólo que no puedo olvidar la partida encandilada. ¿sucedió o sólo fue el fulgor de la estrella? Yo lo vi desarmarse antes de irme. Yo me hubiera quedado para siempre esa noche.

lavalle. el puerto. uruguay. mario bravo. cabrera.


hay que rondar el silencio.

sábado, 13 de junio de 2009

El guardián del hielo. José Watanabe.

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil

Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardían del hielo.

un desconocido silba en el bosque

Un desconocido silba en el bosque.
Los patios se llenan de niebla.
El padre lee a sus hijos un cuento de hadas
y el hermano muerto escucha tras la puerta.

Se apaga en la ventana
la bujía que nos señalaba el camino.
No hallábamos la hora de volver a casa,
pero nos detenemos sin saber dónde ir
cuando un desconocido silba en el bosque.

Detrás de nuestros párpados surge el invierno
trayendo una nieve que no es de este mundo
y que borra nuestras huellas y las huellas del sol
cuando un desconocido silba en el bosque.

Debíamos decir que ya no nos esperen,
pero hemos cambiado de lenguaje
y nadie podrá comprender a los que oímos
a un desconocido silbar en el bosque.

Jorge Teillier

dos canciones dos (una)

farolito de papel o una canción más de otoño

como una rayuela de plástico chino
origami pisoteado antes de subir al cielo
o a la calesita

y un Resnais fuera de foco


Mucho humo y poca luz,
farolito de papel...


(no pudiste rumiar nada más que un plagio)

jueves, 11 de junio de 2009

ROQUE DALTON, POEMA XVIII

De nuevo la gran sima, las viejas
usanzas! Qué hacer entonces con nuestra risa,
qué hacer con nuestra libertad,
con nuestra moral basada en la cólera?

Me hablas del espíritu -viejo tema dominical-,
eres bella y supongo que tienes una verdad para ejercicio de tu creencia
(yo tengo los ojos fijos en ese insecto aplastado,
en su vientre que acaba en una viscosidad amarilla).

¿No advertís lo aburrida que puede ser la esperanza?
Lo que importa es tomar una desición:
la del asesino, la del que se atreve al fin a ser él mismo,
la del salvador o la del héroe.

No puedes pasarte la vida volviendo,
sobre todo a la porquería que tienes por país,
al desastre en que te han convertido la casa de tus padres,
sólo por el afán de saludar o traernos palabras de consuelo.
Toda piedad aquí es cruel si no incendia algo.

Todo signo de madurez debe probar su capacidad de destrucción.

Y no pidas mucha certidumbre. Cuando uno se ahoga
no pregunta a qué puerto va el primer lanchón que pasa.

Pero sobre todas las cosas la santa, la pura impaciencia.

Incluso te digo que te cuides de tu rebeldía.
Ella es el mejor corazón,
pero también es capaz de segregar podredumbre.
No debemos hablar más así. A estas alturas sería difícil
encontrar una broma, alegrarnos.

En cada costado llevamos tantos muertos
y bajo la piel tantos demonios,
que el momento más grave de nuestra vida
es ese en el cual luchamos por reír.

Además, resulta tan increíble nuestro aferramiento al amor!

Es que nos hemos dejado embaucar y estamos tan indefensos
que ni siquiera atinamos a escoger entre los más altos deberes.

Al mismo tiempo queremos salvar al viajero perdido, a la fiera y a la montaña.
En todo caso,
la eficiencia de nuestras creencias de hoy
(ciertos dioses, nosotros, ciertas actividades furtivas, ciertos odios)
estará por completo en manos de su frescura.
La juventud sí salva. El día en que el mundo
haya vivido lo suficiente para ser joven
podremos dedicarnos a cuidar los hijos
o a darnos celos en cuestiones del cuerpo.

Mientras tanto no nos limitemos a esperar.

Hemos dicho cosas demasiado graves
para quedarnos impávidos en la súplica de un veredicto.

No estamos solos.


ROQUE DALTON. POETA Y REVOLUCIONARIO SALVADOREÑO (1935-1975)